Centrarse en las falacias, exegéticas o de otro tipo, parece un poco como centrarse en el pecado: los que se sientan culpables pueden prestar atención a regañadientes y pararse un poco a examinar sus faltas, pero no hay nada intrínsecamente redentor en el procedimiento. No obstante, cuando los pecados son comunes y (además) con frecuencia los que los cometen no los reconocen, una descripción detallada puede tener un efecto beneficioso y fomentar una autoevaluación atenta además de resultar
Pages 21–22